La contaminación de la mina Buenavista del Cobre no se limita al estado de Sonora, va más allá de nuestras fronteras, hacia Estados Unidos, con filtraciones y escurrimientos de ácido sulfúrico y metales pesados en el nacimiento del río San Pedro que cruza hacia el desierto de Arizona. Expertos aseguran que hay derrames hacia el río San Pedro, pero no han sido tan grandes como el ocurrido el pasado 6 de agosto. 8 químicos son los que se han detectado desde hace 40 años en sedimentos.

Fuente: Excelsior
Estudios realizados por la Conagua, la Unison y el Instituto de Ingeniería de la UABC, advierten que desde hace 40 años hay presencia de cobre, fierro, cadmio, manganeso, plomo, zinc, níquel y sodio en agua y sedimentos, que exceden los valores máximos permisibles.

En entrevista, Jaime Varela Salazar, maestro emérito de la Unison, reconoció que existen derrames hacia el río San Pedro, “pero no han sido tan grandes como el ocurrido el 6 de agosto, o por lo menos no han sido tan conocidos”.

El río San Pedro corre 70 kilómetros hacia el norte de los municipios de Cananea y Naco, del lado mexicano, hasta cruzar la línea internacional, donde se interna a territorio norteamericano para desembocar en el río Gila, en el poblado de Winkelman, al sureste de Phoenix.

En los años 90, el gobierno de Estados Unidos presionó a Grupo México para que reubicara el depósito de desechos de la mina Buenavista del Cobre que se encontraba en esta zona, por lo que la empresa construyó una nueva laguna de lixiviados y represos hacia el Ojo de Agua de Arvayo, donde tiene su origen el río Sonora.

Excélsior hizo un recorrido por la Puerta 2 o Concentradora Vieja, al norte de Cananea, donde pudo constatar que existen dos pilas de asentamiento o albercas de lixiviados fuera de la minera, que no tienen geomembranas, por lo que existen filtraciones en forma de arroyos de color amarillo ocre, que ya acabaron con toda la vegetación.

Los residuos tóxicos, muy parecidos a los que ocasionaron la tragedia ambiental en el río Sonora se encuentran dentro de un predio en disputa con ejidatarios, donde personas conocidas como “cobreros” sumergen botes de fierro para obtener concentraciones de cobre, que después venden al mejor postor, explicó Humberto de Hoyos, habitante de Cananea.

El río San Pedro es la principal fuente de abastecimiento de agua para los asentamientos humanos, actividades agrícolas y ganaderas que se desarrollan en la frontera entre Sonora y Arizona, además de que es el hábitat de peces nativos amenazados o en peligro de extinción, como el charalito aleta larga, matalote del desierto y charalito del Gila.

En septiembre pasado, la Unidad Estatal de Protección Civil en Sonora lanzó una alerta binacional por la presencia de manchas de contaminación sobre el río San Pedro, detectadas al realizar un sobrevuelo por la región, y aunque los resultados preliminares del Departamento de Calidad Ambiental de Arizona descartaron presencia de tóxicos en el agua, el ácido sulfúrico y metales pesados siguen ahí en el nacimiento del caudal, sin que haya algún plan de remediación o contención de los lixiviados por parte de Grupo México.