Desde junio del 2015 la comunidad de la vereda el Pedregal viene realizando un campamento en la entrada de la mina “El Banco” evitando el ingreso de maquinaria propiedad de la multinacional brasilera Vottorantim que generaría los problemas de erosión y pérdida de diversidad de un ecosistema tan frágil en la zona de amortiguación del paramo de Pisba.
Ver también: Campesinos protestan hace más de un año en el páramo de Pisba contra la explotación minera

Fuente: Aury Sará

En el marco del XI seminario Minero Energético, el colectivo Soberanía y Naturaleza, con el apoyo de la Corporación Aury Sara Marrugo, realizó el 28 de mayo de 2016 una salida de campo al municipio de Tasco, Boyacá, con el objetivo de conocer el proceso de resistencia campesina frente a la explotación minera en su municipio, llegamos hacia las cuatro de la tarde y la comitiva de campesinos nos preparaba una calurosa bienvenida con una deliciosa sopa de mute, después de recargar las energías sostuvimos una amena conversación con los lideres del campamento en resistencia en donde nos presentaron las motivaciones de las acciones adelantadas a modo de contextualización.

Desde junio del 2015 la comunidad de la vereda el Pedregal viene realizando un campamento en la entrada de la mina “El Banco” evitando el ingreso de maquinaria propiedad de la multinacional brasilera Vottorantim La cual adquirió a la estatal Acerías Paz del Rio desde el año 2002, el motivo, evitar la reapertura de la mina abandonada hace 14 años y en la cual se hacia explotación de hierro a cielo abierto, lo cual ha venido generando serias afectaciones al territorio, se tiene como referencia los impactos generados en las veredas Ormesaque y La Chapa en el mismo municipio y en las cuales se presento desecación de más de 30 nacimientos de agua, desestabilización del terreno, lo cual genero el hundimiento de al menos 28 viviendas y por lo cual en palabras de Guillermo Mesa, las familias afectadas no percibieron ningún tipo de indemnización por parte de la multinacional brasilera, adicionalmente los problemas de erosión y pérdida de diversidad de un ecosistema tan frágil en la zona de amortiguación del paramo de Pisba.

Varios de los elementos que hacen parte de esta denuncia fueron evidenciados por los asistentes en el recorrido realizado al siguiente día de nuestra llegada, arrancamos a las 7:30 am hacia la mina “El Banco”, en donde pudimos apreciar la alteración del ecosistema a través de la reforestación con arboles no nativos como el Eucalipto realizada por la empresa minera, lo cual genera agotamiento de acuíferos, compactación del suelo y evita el rebrote de especies nativas atentando contra la biodiversidad.

Al llegar a la mina nos encontramos con un paisaje seco, con poca vegetación, el destajo de la montaña y una laguna artificial con aguas contaminadas por la actividad minera, un poco más arriba se evidencia de manera indiscutible el cambio en el paisaje, la parte alta casas con sus huertas, animales domésticos y vegetación nativa en contraste con el sitio donde estábamos parados en donde se encuentra la zona de disposición de residuos de piedra producto de la explotación minera, estéril, seca, color marrón y es allí en este sitio donde se dimensiona la importancia de la resistencia de los campesinos, la protección del agua, de la biodiversidad, del Paramo, pero por sobre todo la identidad del campesino, su relación con la tierra, su autonomía y auto sustento en términos de la producción agropecuaria, como lo expreso claramente don Pedro Rodríguez, “que sacamos con tener trabajo durante un tiempo en la mina, después que acaben con el territorio que vamos a hacer, a la ciudad a emplearnos y olvidarnos de nuestro campo”.

Al despedirnos, muchas reflexiones y algunos compromisos, pero sobre todo una admiración muy grande por estos valientes campesinos y campesinas que enfrentan a la institucionalidad del Estado al servicio del capital extranjero, con gallardía, organización y solidaridad.