El Servicio Forestal reclama personal para controlar. Son sólo seis personas para 300.000 hectáreas, y con un turno de 7 a 13, luego toda la Reserva Río Azul queda sin control y es allí donde entran a talar, fundamentalmente cipreres, un árbol que tarda un siglo en alcanzar su altura máxima.

Seis personas controlan más de 300 mil hectáreas, de 7 a 13, mientras dura su turno. Las otras dieciocho horas, la reserva forestal Loma del Medio Río Azul (Río Negro), queda prácticamente sola. Y es entonces cuando ocurre: la tala ilegal de árboles nativos y exóticos ha aumentado en los últimos tiempos, según denuncia el jefe del Servicio Forestal Andino, Darío Schaumann.

El modus operandi es más o menos similar cada vez. Entran una o dos personas, cortan con la sierra un ciprés –una especie que tarda unos 80 años en alcanzar su máxima altura– y se lo llevan en camioneta hasta algunas carpinterías de la zona o directamente hacia construcciones rústicas que requieren esta preciada madera. El precio: 400 pesos el metro cúbico, cuando de forma legal, cuesta 1500 pesos

Schaumann reclama que se nombre más personal técnico y operativo para poder cumplir con los controles y con la prevención en las áreas de bosques nativos. Hoy por hoy, la cobertura se hace con 4 guardabosques y 2 técnicos contratados. “No tenemos personal que trabaje por la tarde, más allá de convenios con la Policía y Gendarmería Nacional, que se suman cuando hay denuncias específicas”, explicó.

El Jefe del Servicio Forestal Andino destaca el equipamiento reciente (6 pick up nuevas, 1 camión con pluma para decomisos) y el fortalecimiento del vivero, pero reclama “la conformación de un equipo de trabajo para la inspección de campo, la administración y los permisos forestales. De hecho, necesitamos 4 o 5 técnicos y 6 guardabosques”, subrayó.

A criterio de los guardaparques con mayor experiencia, la prevención debería incluir “patrullajes en doble turno, ya que hay horarios críticos –principalmente al anochecer y durante los fines de semana–. Hay gente que por hacerse un peso extra no dimensiona que un ciprés demanda casi un siglo en hacerse adulto”, dicen.

“El problema es detectar a los infractores y llegar a tiempo”, asegura Schaumann. Pero “no contamos con los recursos humanos suficientes para cumplir con nuestra función institucional”, en un espacio superior a las 300 mil hectáreas, que incluye el Área Natural Río Azul Lago Escondido, la comuna de El Manso y las nacientes del río Chubut hasta Ñorquinco.

“Tanto en Bariloche como en El Bolsón la problemática es la de siempre: tenemos gente que opera con los respectivos permisos forestales y otros que hacen negocios con la madera de forma clandestina, cuya actividad va en incremento”, reflejó Schaumann.

La semana pasada, la Asociación Árbol de Pie denunció en Bariloche la demora del gobierno provincial en cubrir la subsecretaría de Recursos Forestales (vacante desde 2014) y en reforzar el cuerpo de inspectores. Ya en diciembre último los ambientalistas se habían quejado de que los bosques de Bariloche son “una virtual zona liberada”, debido a que existe un sólo inspector, y sin un móvil en condiciones para realizar su tarea.

Lo que más preocupa a Árbol de Pie es que nadie controla la tala de bosques en áreas sensibles como el cerro Otto y la Península San Pedro, ni el volteo de árboles sin permiso en terrenos cuyos propietarios se cansan de esperar la habilitación y se despreocupan de las multas “porque son irrisorias”.

Las multas, para los que son detectados, arrancan en los 400 pesos y raramente superan los 2.000. “Por lo general –explicó Schaumann– se logra cobrar las multas, porque se retiene algún bien, como el vehículo utilizado o la motosierra, pero los valores no están actualizados”. A este panorama se suma que “a esta altura del año comienza también la extracción de leña por parte de muchas familias necesitadas”.

Schaumann informó que hay unos 25 aserraderos en su jurisdicción, aunque “4 son los mueven prácticamente toda la producción de la zona ; el resto se dedica más a servicios secundarios”.

Acerca de la existencia de materia prima en la región, el jefe del servicio Forestal Andino aseveró que “hoy hay un stock limitado y con una perspectiva acotada porque, de hecho, en Río Negro no se está plantando. Sí hay un porcentaje de bosque nativo, compuesto por madera seca, que complementa el volumen de extracción”. La problemática es la misma en casi todo el país, faltan recursos humanos que protegan el medio ambiente.

Fuente: El Federal