El director general de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, por sus siglas en inglés), José Graziano da Silva, afirmó que los transgénicos son obsoletos, son cosa del pasado y no los necesitamos para erradicar el hambre.
Fuente: Biodiversidad en América Latina y el Caribe
En el marco de la 34a Conferencia Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, también expuso que en la región el principal desafío es la malnutrición, porque la obesidad que se ha convertido en una verdadera epidemia. Destacó los avances en materia de alimentación y dijo ser optimista respecto a que esta zona del mundo logrará erradicar el hambre en el 2025.

Al ser cuestionado sobre el tema de los transgénicos –que en México, sede la Conferencia, ha sido un tema de debate intenso entre empresas, gobierno y sociedad civil–, Graziano da Silva subrayó: “los transgénicos son obsoletos, cosa del pasado; las nuevas biotecnologías tienen ya otro enfoque con una preocupación ambiental”. A los transgénicos –subrayó– “no los necesitamos para erradicar el hambre”.

En rueda de prensa, aclaró que hay una nueva generación de biotecnología no transgénica, que será una alternativa para erradicar el hambre, junto con los avances que se pueden tener con la tecnología tradicional y con la agroecología, que son “verdes”.

Como ejemplo, dijo, que la empresa pública de Brasil, Embrapa, no Monsanto, desarrolló una biotecnología en frijol que a nivel genético impide que un hongo (fusarium) afecte el hongo. Además se permite a los campesinos guardar la semilla, no impacta al medio ambiente y no tiene alteración genética. “Las nuevas generaciones de biotecnología no son nada más blanco y negro, hay una zona gris tremenda y tenemos que mejorar nuestro conocimiento, actualizarnos un poco en esta discusión”.

Al abundar sobre el tema de la obesidad, insistió que este es el principal problema que tiene la región, por lo que se trabaja con los gobierno y ministerios de salud para hacer frente al problema fomentando, a través de políticas públicas, la alimentación sana, el consumo de verduras, legumbres y frutas.

Para luchar contra el hambre –puntualizó– también se están creando los frentes parlamentarios en las naciones, donde se intercambian experiencias en materia de legislaciones enfocadas a erradicar este problema y fomentar la buena nutrición.

Otro reto para ALyC –añadió– es el cambio climático, dado su grado de intensidad sobre región, en especial en el Corredor Seco, donde se requería inversiones y apoyos significativos.

El futuro –resaltó el director general de la FAO– ya llegó y estamos atrasados en cuanto al manejo agua para enfrentar la sequía. Además, hay una mayor multiplicación de insectos que se acelera con el aumento de temperaturas, sobre todo en zonas tropicales; de ahí la espectacular diseminación de enfermedades.

Reconoció que faltan mecanismos de coordinación gubernamental, porque “el hambre no se acaba si no hay gobierno”.

Graziano destacó los avances de la región que han contribuido a avanzar en el Objetivo del Desarrollo del Milenio de reducir a la mitad el hambre en ALyC, donde hay un marco institucionalidad que no hay en otras partes, un mayor número de niños con merienda escolar, es un progreso notable. Además, hay 120 millones personas cubiertas con transferencia de ingresos, “que no tiene volatilidad” y aseguran un ingreso fijo.

Esto entre otros factores, nos mantiene optimistas de que la región puede erradicar hambre; “nos preocupa más la obesidad que el hambre”, reiteró.

Graziano da Silva matizó que el hambre está instalada en la región desde hace más de 500 años y no podemos pensar en que en tres años vamos a “golpearla o erradicarla de muerte”.

De México, reiteró que va por buen camino, que siempre es posible hacer más y mejor, pero que observa una focalización y coordinación efectiva en terreno; pero existe la necesidad de mejor gobernanza en los diferentes niveles de gobierno para acelerar la implementación de los programas y llegar a siete millones de familias.

Sugirió pensar en sistemas de monitoreo, de tal manera que muchas familias puedan “graduarse” en otras políticas como el Programa Estratégico de Seguridad Alimentaria (PESA), así como en el desarrollo local, con circuitos cortos, para generar alimentación saludable e ingresos en las localidades.

En su oportunidad, el presidente de la 34a Conferencia Regional, José Calzada Rovirosa, destacó que un aspecto fundamental en la lucha contra el hambre es la voluntad política, con lo cual se pueden adoptar medidas de largo plazo para combatir este fenómeno.

Al referirse a México, el funcionario federal destacó que los programas de gobierno a través de diferentes instituciones, Sagarpa, Sedesol o Sedatu, atienden a cinco millones de beneficiarios.

En el caso del PESA, que opera la Sagarpa, se dispone tres mil millones de pesos, cuatro mil 200 millones de pesos corresponden a proyectos productivos estratégicos dirigidos a mujeres emprendedoras y 400 millones de pesos al “Programa Arráigate”, enfocado a impulsar la participación de los jóvenes en actividades del campo.

También consideró que es importante reducir el desperdicio de alimentos, ya que en al región se pierden 30 por ciento, por lo que no sólo hay que producir, sino distribuir mejor y trabajar en bancos de alimentos

Rovirosa aseguró que México va en ruta adecuada para abatir el hambre,lo cual tiene que ver con invertir en el campo, fomentar la agricultura familiar, el financiamiento a pequeños productores y garantizar la alimentación de familias.